La gravedad de la situación que atraviesa Haití, donde la semana pasada el caos y los disturbios se poderaron de la calles de la capital por la carestía de los alimentos básicos, ha puesto en sobreaviso al Banco Mundial. «Es importante que la comunidad internacional responda» ha advertido la directora de esta institución para el Caribe.
Haití, con nueve millones de habitantes, es el país más pobre de América y uno de los más pobres del mundo: la mayoría de sus habitantes sobreviven con menos de dos dólares al día. Este panorama junto con una fuerte inflacción, se ha cobrado ya su primera víctima política y el sábado era destituido el primer ministro del país, Jacques Edouard Alexis. Alexis no consiguió superar una moción de censura pese a haber anunciado poco antes un plan para rebajar el precio del arroz, uno de los alimentos básicos de la dieta en Haití.
Los acontecimientos han dejado tras de sí otros sucesos trágicos: cinco personas perdieron la vida durante las reyertas y, en la noche del sábado, un soldado nigeriano de la ONU falleció al recibir un balazo en una zona céntrica de Puerto Príncipe.